Carmen estaba frente al espejo, perfeccionando el delineado de sus ojos con la precisión de una cirujana, cuando su móvil vibró sobre la mesa. Lo ignoró. Esa era su hora de prepararse, y ya tenía suficiente estrés por intentar que ambos ojos quedaran simétricos. Sin embargo, el teléfono volvió a vibrar insistentemente. Dos veces. Luego…
