Cinco años hablando por videollamada. Eso suena a una relación de rehenes, pero no lo era. Ni amorosa ni amistosa del todo. Era algo más raro, como esas conversaciones que empiezan con un "hola" retraído y terminan con un "¿y si nos fuéramos juntos a Japón?", sin haber olido jamás el aliento del otro.
La…
