Mi hijo tiene seis años, pronto cumplirá siete, y ya manda correos electrónicos. Sí, correos electrónicos: esa cosa que los adultos usamos para trabajar, recibir facturas, discutir con el ente recaudador y confirmar vuelos que nunca salen tan baratos como aparecían en esa promoción que previamente había aterrizado en la carpeta de mensajes no deseados.…
