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Jamás los había abrazado con tanta fuerza

Jamás los había abrazado con tanta fuerza. Lo reconozco, tengo claro que me excedí. Es que los estrujé con tantos bríos que a mi mamá le sonaron los huesitos de la espalda. Mi papá, por su parte, aguantó un poquito más, pero tras el apretón lo noté con el ceño fruncido.

Fue un momento emocionante y ellos estaban tan agitados como yo. Y es que los entiendo, porque fue una visita sorpresa, nada planificada y, por ende, no se la esperaban.

Luego, cuando los niveles de adrenalina tocaron suelo, salí un momentico a comprar unas cervezas y algo más, pero cuando venía de regreso a casa, me desperté.

Foto: Freepik

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