No creo en las casualidades. Ni en los reencuentros fortuitos, ni en que el universo "conspira" a nuestro favor. No soy Paulo Coelho, ni quiero serlo. Pero si alguna vez algo parecido al destino me empujó con premeditación y alevosía, fue esa noche en Barcelona, en un bar cualquiera del Barrio Gótico, cuando me la…
