Valentina y Gabriel acaban de llegar y están sentados al fondo. La mesa es pequeña, casi asfixiante para dos personas que llevan semanas esquivando conversaciones incómodas. Gabriel tamborilea los dedos sobre el mantel, como si el ritmo pudiera organizar sus ideas y darle el valor que necesita para decir lo que ha venido a decir.…
Era un día como cualquier otro en la oficina. La monotonía de los teclados resonaba en el aire y el reloj avanzaba perezosamente. Entre las llamadas de clientes, el correteo de documentos y los eternos correos electrónicos, mi compañera Alexandra, nuestra secretaria, mantenía su característico buen humor. Con su voz siempre dulce y alegre, contestaba…
