Ayer amanecí sin ganas de existir. De esas mañanas que saben a lunes aunque no lo sean. Me vestí sin ilusión, agarré las llaves y fui a la oficina convencida de que la productividad se consigue por obligación: si el mundo gira un sábado, yo también. Llegué, encendí la luz, preparé café… y a los…
Hace seis meses que duermo con tres hombres a la vez y no es sencillo. No es como en las películas, donde todo fluye con armonía y cada uno sabe exactamente qué rol ocupar, como si fueran piezas de un rompecabezas perfectamente encajadas.
No.
Aquí cada día es un ejercicio de equilibrio, una danza constante…
